Feminismo y los estudios de gènero, Mishel Orozco y Jaqueline Torres

El feminismo propugna un cambio en las relaciones sociales que conduzca a la liberación de la mujer (y también del hombre) a través de eliminar las jerarquías y desigualdades entre los sexos; pretende transformar las relaciones basadas en la asimetría y opresión sexual, mediante una acción movilizadora.
La teoría feminista se refiere al estudio sistemático de la condición de las mujeres, su papel en la sociedad y las vías para lograr su emancipación. Además de analizar y/o diagnosticar sobre la población femenina, busca explícitamente los caminos para transformar esa situación, decir que éste es un movimiento político integral contra el sexismo, que expresa la lucha de las mujeres contra cualquier forma de discriminación.



En EE.UU. y Europa los ejes temáticos que plantea son: la redefinición del concepto de patriarcado, el análisis de los orígenes de la opresión de la mujer, el rol de la familia, la división sexual del trabajo y el trabajo doméstico, la sexualidad, la reformulación de la separación de espacios público y privado a partir del eslogan “lo personal es político” y el estudio de la vida cotidiana.
El feminismo radical tiene como objetivos centrales: retomar el control sexual y reproductivo de las mujeres y aumentar su poder económico, social y cultural; destruir las jerarquías y la supremacía de la ciencia; crear organizaciones no jerárquicas, solidarias y horizontales.
La Naturaleza no encadena a los seres humanos y les fija su destino: “no se nace mujer, se llega a serlo” (S. de Beauvoir). EN 1985 se pone en entredicho que, por su capacidad de reproducir la especie, la mujer deba asumir como mandato biológico la crianza de los hijos y el cuidado de la familia. Se analiza el trabajo doméstico, denunciando su carácter de adjudicado a ésta por nacimiento y de por vida, así como la función social del mismo y su no remuneración. Todo ello implica una crítica radical a las bases de la actual organización social. “Ya no se acepta al hombre como prototipo del ser humano, como universal. Luchamos, sí, porque no se nos niegue ningún derecho, pero luchamos, sobre todo, para acabar con la división de papeles en función del sexo” (P. Uría, E. Pineda, M Oliván, 1985).
Según Stoltz Chinchilla el feminismo es una ideología parcial que tiene que estar ligada consciente o inconscientemente con otra ideología de clase, podemos sintetizar estas corrientes en tres líneas principales: una radical y de igualdad.
  • El feminismo radical sostiene que la mayor contradicción social se produce en función del sexo y propugna una confrontación.
  • Feminismo de la igualdad: que reconoce sus fuentes en las raíces ilustradas y el sufragismo, pero se plantea conseguir la profundización de esa igualdad hasta abolir totalmente las diferencias artificiales en razón del sexo.

Las defensoras de la igualdad niegan la existencia de valores femeninos y señalan que la única diferencia válida es la que tiene su origen en la opresión. “Lo que se encuentra en la sociedad jerárquica actual no son machos o hembras, sino construcciones sociales que son los hombres y las mujeres” (Delphy, 1980).

Señala el carácter relacional entre los géneros y denuncia las estructuras de poder que se dan entre las mujeres. Los aportes del psicoanálisis permitieron visualizar la manipulación emocional que suelen ejercer las madres.
Entre los principales riesgos por los que atraviesan los feminismos hoy, podemos destacar los siguientes:
a)      desdibuja las propuestas colectivas articuladas desde las sociedades civiles y ausencia de canales de diálogo que ubiquen al feminismo como sujeto de interlocución válido;
b)       “cooptación” de técnicas y expertas por parte de los gobiernos y organismos internacionales;
c)      fragmentación de miradas, luchas internas y desarticulación de propuestas;
d)      posturas demasiado radicalizadas e inviables que se alejan de los movimientos populares.
La importancia que adquiere el feminismo del continente se puede visualizar a partir del constante incremento en la participación de mujeres en encuentros feministas internacionales, así como de las numerosas redes temáticas que se articulan internacionalmente
El desafío principal de los feminismos latinoamericanos es encontrar estrategias adecuadas para articular sus luchas con los de otros movimientos más amplios, de mujeres, derechos humanos, etc., para impulsar las transformaciones que requiere la sociedad actual.

Estudios de Género
Es la denominación de un campo interdisciplinario centrado en el estudio académico de diversos temas relacionados al género como categoría central. Éste incluye a los estudios feministas —relativos a la mujerfeminismo, género y política—, estudios de la mujerestudios del hombre y los estudios LGBT.
Género : es un término técnico específico en ciencias sociales que alude al «conjunto de características diferenciadas que cada sociedad asigna a hombres y mujeres».No se trata de una clasificación de los sujetos en grupos identitarios, sino que según la Organización Mundial de la Salud, se refiere a «los roles socialmente construidos, comportamientos, actividades y atributos que una sociedad considera como apropiados para hombres y mujeres»,3​ orientado a visibilizar aquellas diferencias y desigualdades sociales entre hombres y mujeres que provienen del aprendizaje, así como los estereotipos, los prejuicios y la influencia de las relaciones de poder en la construcción de los géneros.
El significado de género destina una construcción social y toma un perimetro de la condición biológica de los sujetos —características anatómico-fisiológicas—, por lo que la analogía o sinonimia semántica entre los términos «género» y «sexo» es errónea.

Dentro de las causas de la confusión de "género" y "sexo", se ha señalado la prolongada práctica de socializar lo biológico y biologizar lo social, su frecuencia ha llevado a que algunos investigadores reconozcan que el término «género» sea «mal utilizada como sinónimo culturalista de sexo, a tal punto que no es infrecuente oír hablar de dos «géneros», el género femenino y el masculino, como si existiera una correspondencia exacta y automática con los sexos femenino y masculino.
Uno de los estudios antropológicos pioneros que abordaron la temática en las ciencias sociales es el de Margaret Mead, quien en 1935 publicó Sexo y temperamento en tres sociedades primitivas en donde describe los roles sociales y características del comportamiento de varones y mujeres en tres sociedades de Nueva Guinea: los arapesh, los mundugumor y los tchambuli (o chambri). Las dos primeras tienen en común que no existen diferencias sociales entre varones y mujeres.
 El trabajo de Mead sugirió que no existía correspondencia natural estricta entre sexo y temperamento, por lo que se alejaba a la tradición antropológica de la época que la daba por cierta; ​ luego, la contribución de Mead al concepto «género» se encuentra en la idea de que el comportamiento de un individuo y sus diferencias en cuanto al sexo de pertenencia puede variar en función de ciertas circunstancias específicas o la propia cultura. ​
John Money
La distinción entre el medicalizado «sexo» y la categoría «género» apareció a partir de la segunda mitad del siglo XX. Uno de los primeros autores que habría utilizado tal término en un sentido distinto al gramatical fue el controvertido psicólogo John Money en Hermaphroditism, gender and precocity in hyperadrenocorticism: Psychologic findings de 1955 para referirse a los comportamientos asociados a la identidad masculina y femenina de las personas, donde intervendrían factores sociobiológicos.
«La expresión rol de género se usa para significar todas aquellas cosas que una persona dice o hace para revelar que él o ella tiene el estatus de niño u hombre, o niña o mujer, respectivamente. Ésta incluye, pero no está restringida, a la sexualidad en el sentido de erotismo» John Money (1955).

Robert Stoller
Posteriormente en 1963, Robert Stoller sería quien introduciría la distinción sexo/género en el 23º Congreso Psicoanalítico Internacional de Estocolmo tras buscar «una palabra para poder diagnosticar aquellas personas que, aunque poseían un cuerpo de hombre, se sentían mujeres»…«no existe dependencia biunívoca e inevitable entre géneros y sexos, y por el contrario, su desarrollo puede tomar vías independientes» luego, su trabajo ahondó en aquellos aspectos psicológicos y del entorno de un individuo, realizando una de las primeras distinciones sexo/género dentro de la teoría freudiana.
El feminismo y los estudios de género
El auge de los estudios feministas en la década de 1970 se apropió de la visión que Stoller desarrolló, ​ y comenzó a impulsar en el mundo anglosajón​ el término gender desde un punto de vista específico de las diferencias sociales y culturales, en oposición a las biológicas existentes entre hombres y mujeres.
 El uso del término «género» también se generalizó a mediados de dicha década en el mundo feminista español, especialmente con un sentido social y cultural.
Teoría Queer
En la teoría queer, el sexo desaparece, subsumido por el género, puesto que diferenciarlos significaría, desde los presupuestos filosóficos postmodernos, creer en el “mito epistemológico” de una realidad que se ofrece sin previa interpretación. Por ello, sólo propone cierto juego de representaciones (una performance transgénero) que lleve a una proliferación de los géneros disruptivos, es decir, a las formas de identidad queer en las que sexo, género y opción sexual no coinciden de la manera en que se espera normalmente. 
El sujeto del movimiento queer son “los monstruos”, “el proletariado del feminismo”: trabajador@s del sexo, inmigrantes, transexuales, mujeres no blancas… La elección del mismo nombre queer, insulto sexual de difícil traducción al castellano pero que a menudo se ha vertido como “torcido” o “raro”, expresa a las claras su voluntad de mantenerse ajenos a cualquier redefinición de la normalidad y a las expectativas de integración del feminismo mayoritario.
La teoría queer por tanto, "no se detiene en la deconstrucción del sujeto: atiende principalmente a la deconstrucción del orden social. [...] Se trata de sembrar la duda sobre las tendencias de orden sexual, para introducir la sospecha sobre las ‘restricciones de la heterosexualidad’, para cambiar la cultura", para demoler las normas convencionales".
Manifiesto Cyborg
En la visión de Donna Haraway: "los cuerpos no nacen; son fabricados (...) Uno no nace organismo. Los organismos son fabricados".
Se trata de ir a una sociedad sin sexos y sin géneros, en la que el ideal del “nuevo” ser humano estaría representado por una hibridación que rompiera la estructura dual hombre–mujer, masculino–femenino. Una sociedad, por tanto, sin reproducción sexual, sin paternidad y sin maternidad. La sociedad así construida estaría confiada únicamente a la ciencia, la biomedicina, la biotecnología y la ingeniería genética. El origen y final del existir humano se debería solo a la acción de la ciencia y de la tecnología, las cuales permitirían lograr ese transhumanismo en el que quedaría superada su propia naturaleza (posthumanismo).
Perspectiva, teoría e ideología de género
Los estudios sobre el género no sólo han abarcado una gran cantidad de cuestiones distintas, sino que han ido evolucionando en el mismo concepto de género.
Estos nuevos planteamientos no sólo se proponen a nivel teórico, sino que se pretende incidir en la sociedad a través de la política, de la legislación, de la educación y de la sanidad, porque ahora ya no se trata de respetar la diversidad sino de cambiar (deconstruir) la realidad actual por otra nueva mediante la construcción de un nuevo ser humano en el que ya no habrá sexo o género, sino sólo individuo.
Algunos han visto que este cambio antropológico unido a la voluntad de una revolución social llevada a cabo en el ámbito político, hace que nos encontremos ante una ideología que han llamado ideología de género. No se trataría propiamente de una rama del feminismo, ni siquiera de un feminismo radical, sino de una ideología política que desde unos principios sencillos (la felicidad está en la realización de los deseos sexuales sin límite moral, legal o incluso corporal), mediante una estrategia política, pretende establecer un modelo de sociedad que se considera infaliblemente el mejor y el más feliz.


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